Dios te ama y quiere lo mejor para ti

Muchas veces la vida nos enfrenta a situaciones difíciles: enfermedades, problemas económicos, decepciones o momentos de soledad. En medio de estas pruebas podemos llegar a preguntarnos: ¿Realmente Dios quiere lo mejor para mí? La respuesta es un rotundo . La Biblia nos asegura una y otra vez que Dios no solo nos ama, sino que desea lo mejor para sus hijos.

En Jeremías 29:11 leemos una promesa poderosa:

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”

Esto significa que, aunque no siempre entendamos sus planes, podemos confiar en que el corazón de Dios siempre busca nuestro bienestar y nuestra plenitud.


1. El amor de Dios es un amor de Padre

Cuando pensamos en lo mejor para nuestra vida, debemos recordar que Dios es nuestro Padre celestial. Y un padre que ama a sus hijos siempre desea lo mejor para ellos.

Jesús lo enseñó en Mateo 7:11:

“Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”

Si los padres terrenales, con sus imperfecciones, saben cuidar y dar lo mejor a sus hijos, cuánto más lo hará Dios, que es perfecto en amor y fidelidad.


2. Dios quiere darte paz en medio de la tormenta

El “mejor” de Dios no siempre significa ausencia de problemas, sino la certeza de su presencia y paz en medio de ellos. Él nos promete una paz que el mundo no puede dar.

Jesús dijo en Juan 14:27:

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.”

Dios quiere que vivas confiado, sabiendo que aun en medio de la tormenta, su amor es tu refugio seguro.


3. El plan de Dios es mayor que el nuestro

Muchas veces pensamos que sabemos lo que es mejor para nosotros, pero Dios, en su sabiduría infinita, ve más allá de lo que nosotros podemos imaginar.

En Isaías 55:8-9 encontramos esta revelación:

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”

Su voluntad siempre es perfecta, incluso cuando no la entendemos en el momento. Lo que hoy parece un obstáculo, mañana puede convertirse en bendición.


4. Dios quiere darte vida abundante

El deseo de Dios no es que vivamos en mediocridad espiritual o emocional, sino que experimentemos plenitud en Cristo.

Jesús declaró en Juan 10:10:

“El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.”

Esa abundancia no se limita a lo material, sino que incluye paz, gozo, propósito y la certeza de la vida eterna.


5. Nada puede impedir el amor y los planes de Dios

Cuando las cosas no salen como queremos, podemos sentir que Dios nos ha olvidado. Pero la Palabra afirma que su amor es firme y sus promesas son fieles.

En Romanos 8:28 se nos recuerda una verdad que debe llenar nuestro corazón de esperanza:

“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

Incluso lo que parece malo o doloroso, Dios lo transforma para nuestro bien y para su gloria.


Reflexión final

Hoy quiero que guardes esta verdad en tu corazón: Dios te ama y siempre quiere lo mejor para ti. Sus planes superan los tuyos, su paz sobrepasa todo entendimiento y su amor jamás se aparta de ti.

Jesús mismo lo prometió en Juan 15:9:

“Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.”

No dudes del amor de Dios cuando atravieses pruebas. Más bien, confía en que, aunque no entiendas el camino, el Padre celestial está guiando tus pasos hacia lo mejor. Y recuerda: lo mejor de Dios no es pasajero, es eterno.