El fuego consumidor: la seriedad de caminar con un Dios Santo

En un tiempo donde muchos ven la fe como algo ligero y sin compromiso, es urgente recordar que Dios no es un simple espectador de nuestras vidas. La Biblia lo describe con palabras impactantes:

“Porque nuestro Dios es fuego consumidor” (Hebreos 12:29).

Esta verdad nos recuerda que caminar con un Dios Santo no es un juego. No podemos acercarnos a Él con ligereza, como si su santidad fuese algo secundario. Su fuego representa pureza, juicio y un celo santo que demanda reverencia, obediencia y temor de Dios.


1. El fuego consumidor purifica y prueba

El fuego de Dios no solo consume, también purifica. Así como el oro se pasa por fuego para ser limpiado de impurezas, Dios permite pruebas en nuestra vida para moldearnos y hacernos más santos.

El profeta Zacarías escribió:

“Y meteré en el fuego la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro” (Zacarías 13:9).

Caminar con un Dios Santo implica dejar que su fuego limpie nuestras vidas, quitando el pecado y lo que no le agrada. No siempre será cómodo, pero es necesario si queremos reflejar su gloria.


2. El fuego consumidor juzga la desobediencia

Muchos piensan que Dios siempre pasará por alto el pecado, pero la Escritura muestra lo contrario. Cuando el pueblo de Israel se rebeló en el desierto, el fuego de Jehová cayó como juicio:

“Y ardió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento” (Números 11:1).

Dios es paciente, pero no se burla. Caminar con Él es caminar en obediencia, porque el pecado persistente y sin arrepentimiento atrae su juicio.


3. No podemos acercarnos a Dios en burla o irreverencia

Hoy en día, algunos toman la adoración y la vida cristiana con ligereza. Se excusan diciendo: “Dios ve el corazón”, mientras su forma de vivir contradice el evangelio: vestimenta que refleja mundanalidad, palabras sin respeto, o estilos de vida alejados de la santidad.

Pero Dios dejó un ejemplo claro en el Antiguo Testamento:

“Y salió fuego de delante de Jehová y los consumió, y murieron delante de Jehová. Entonces dijo Moisés a Aarón: Esto es lo que habló Jehová, diciendo: En los que a mí se acercan me santificaré, y en presencia de todo el pueblo seré glorificado” (Levítico 10:2-3).

Nadab y Abiú murieron porque ofrecieron fuego extraño. ¿Qué nos enseña esto? Que no podemos acercarnos a un Dios Santo de cualquier manera, ni vivir como queremos y esperar que Él lo acepte.


4. La seriedad de caminar con un Dios Santo

Caminar con Dios es un llamado a vivir con reverencia. No es religión vacía, es relación verdadera, pero basada en respeto y temor santo.

El apóstol Pablo lo expresó con claridad:

“Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Filipenses 2:12).

Esto no significa miedo esclavizante, sino una conciencia constante de que servimos a un Dios Santo, Justo y que no tolera el pecado.


5. El fuego consumidor también da vida y pasión

El fuego de Dios no solo destruye lo malo, también enciende lo bueno. Jeremías dijo:

“Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude” (Jeremías 20:9).

Cuando caminamos en obediencia y reverencia, ese mismo fuego que consume al desobediente, enciende en nosotros pasión por la santidad, amor por su Palabra y fuerza para vencer el pecado.


Reflexión final

Dios es fuego consumidor. No es un Dios que se pueda tomar a la ligera. Su fuego purifica, pero también juzga. Nos llama a vivir en santidad, a no acercarnos con irreverencia, a no caer en la trampa de un evangelio ligero que dice “Dios entiende, vive como quieras”.

Hoy más que nunca necesitamos una fe genuina, seria, llena de temor santo. Porque el Dios que adoramos no ha cambiado: sigue siendo Santo, Santo, Santo.

La pregunta es:
¿Estamos caminando en obediencia, dejándonos purificar por su fuego, o vivimos como si su santidad no importara?

“Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:16).

Ese es el llamado de un Dios que es amor, pero también fuego consumidor.